Una ironía ejemplar: El sentimentalismo de los creyentes.

Para los creyentes los hechos no penetran en el mundo de sus creencias; los hechos desmienten lo que creen, pero ellos siguen creyendo. Padecimientos y desgracias destrozan sus vidas, sus familias, sus ilusiones, pero ellos creen cada vez más en la bondad de Dios. 



(Evocación de Marcel Proust en "Las riberas del olvido")

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